jueves, 5 de mayo de 2011

Un rezo profundo en la oscuridad de la eternidad...

Esa necesidad de
eternizarnos por siempre,
clavar nuestras oraciones
en la fas de la tierra,
dejar como perenne
nuestra pluma,
siempre a la luz
de los voraces tiempos
que a la luz abruman.
Esa necesidad de
atravesarnos por completo
en una plegaria sublime,
mágica,
y que queden como testigos
el trajinar del mundo
con sus opulentos ruidos...
Un rezo profundo
como un encendido abismo
que nos eleva a la cima
para poder entender
el sentido de los suplicios...
Un rezo profundo
en la oscuridad de la eternidad
que quede gravado
en el espacio universal...
Esa necesidad de quedar
impreso en el tiempo de las letras,
en la historia de las leyendas,
en los anales de los deseos.
Que corran fuertemente
las oraciones con sus rezos,
por la materia gris de la alquimia
que duele a muerte,
y que asfixia...
Que se multipliquen los momentos
eternizándose en la lengua
todas las promesas.
Si se pudiera lograr este anhelo
con un rezo profundo en la oscuridad
de la eternidad, ni lo pienso,
no perderé más mi tiempo,
me lanzo a rezar, porque
en este preciso momento...
ya lo estoy emitiendo
y no es una plegaria más...
es aquel rezo profundo
en la oscuridad de la eternidad...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman



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