Yo no sabía
que ese vibrar de la noche,
que esa fatal melancolía,
que ese misterio de las horas,
que esa angustia contenida,
era tu mística presencia
que se acercaba
a mi vida...
Yo no sabía
que tu espacio era el mío,
que tu luz no me abandonaría,
que tu espíritu abarcaba
todo el universo,
que tu pureza me rozaba,
que sin piel, me acariciabas.
Yo no sabía
pero presentía que estabas,
intuía tu sonrisa
más allá de tu soñada estampa.
Yo no sabía
pero ya te amaba
con la profundidad
con que se ama
a lo desconocido,
a lo soñado y añorado,
a lo sutilmente encontrado,
a lo que se extraña aún
si haberlo conocido.
Yo no sabía
que mis deseos se centraban
en este encuentro sagrado,
en este amor sin ultranza.
Yo no sabía,
pero con toda el alma te sentía
en todos los momentos de mi vida,
me transmitiste tanto amor
que ahora ya sé
el valor de la ignorancia
que deja fluir la fe
y la capacidad de ser,
ahora sabiéndote...
Autoría Raquel Norma Smerkin Roitman
que ese vibrar de la noche,
que esa fatal melancolía,
que ese misterio de las horas,
que esa angustia contenida,
era tu mística presencia
que se acercaba
a mi vida...
Yo no sabía
que tu espacio era el mío,
que tu luz no me abandonaría,
que tu espíritu abarcaba
todo el universo,
que tu pureza me rozaba,
que sin piel, me acariciabas.
Yo no sabía
pero presentía que estabas,
intuía tu sonrisa
más allá de tu soñada estampa.
Yo no sabía
pero ya te amaba
con la profundidad
con que se ama
a lo desconocido,
a lo soñado y añorado,
a lo sutilmente encontrado,
a lo que se extraña aún
si haberlo conocido.
Yo no sabía
que mis deseos se centraban
en este encuentro sagrado,
en este amor sin ultranza.
Yo no sabía,
pero con toda el alma te sentía
en todos los momentos de mi vida,
me transmitiste tanto amor
que ahora ya sé
el valor de la ignorancia
que deja fluir la fe
y la capacidad de ser,
ahora sabiéndote...
Autoría Raquel Norma Smerkin Roitman
No hay comentarios:
Publicar un comentario