Quedó todo tan quieto
que ni el aire parece moverse,
ni la luz parece alumbrarme,
ni el agua quiere caer,
ni los pájaros renuevan
su canto,
ni la lluvia cubre con su manto,
ni la tierra necesita beber...
Hasta el sol huyó para
esconderse detrás de tu amor...
Todo permanece inmóvil, tieso
como una flor de plástico
entre mis huesos...
Sólo me quedó tu perfume
que atisba a volverse
sobre mí para subyugarme,
para que vuelva a vivir...
Se paralizaron los cielos,
y el universo perdió
su derrotero,
se secaron las fuentes
y las aves lloran tristemente...
Cuanto tendré que esperar
para sobrellevar
esta aparente muerte
que parece encenderse
de un sepulcro sentimental,
cuando pienso que no vendrás...
Cuanto tendré que esperar
para que el aire se mueva,
para que la luz me alumbre,
para que el agua me empape toda,
para que los pájaros su alegría
me canten...
Como haré para soportar
esta inmovilidad,
para que la tierra quiera beber,
para que el sol salga
de la mano de tu amor
a soñar junto al alba...
Para ver vivir a esa flor
plastificada en la ausencia
de mi dolor...
Quiero sentir los cielos ampliarse,
quiero que el universo encuentre
su derrotero, que es el de nuestro
futuro encuentro.
Una mañana cualquiera no muy lejana
veré como emergen las aguas
de las fuentes, como cataratas
de colores enamoradas,
y las aves me cantarán sus
trinares llenos de fantasías mágicas.
Será todo movimiento y vida continua,
será todo un anuncio de alegría,
porque habrás regresado
dulcemente enamorado
nuevamente a mi vida,
quedando atrás tu partida...
Todo será una fiesta de ilusión
porque tu regreso
lo recibirá con furia mi corazón...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
que ni el aire parece moverse,
ni la luz parece alumbrarme,
ni el agua quiere caer,
ni los pájaros renuevan
su canto,
ni la lluvia cubre con su manto,
ni la tierra necesita beber...
Hasta el sol huyó para
esconderse detrás de tu amor...
Todo permanece inmóvil, tieso
como una flor de plástico
entre mis huesos...
Sólo me quedó tu perfume
que atisba a volverse
sobre mí para subyugarme,
para que vuelva a vivir...
Se paralizaron los cielos,
y el universo perdió
su derrotero,
se secaron las fuentes
y las aves lloran tristemente...
Cuanto tendré que esperar
para sobrellevar
esta aparente muerte
que parece encenderse
de un sepulcro sentimental,
cuando pienso que no vendrás...
Cuanto tendré que esperar
para que el aire se mueva,
para que la luz me alumbre,
para que el agua me empape toda,
para que los pájaros su alegría
me canten...
Como haré para soportar
esta inmovilidad,
para que la tierra quiera beber,
para que el sol salga
de la mano de tu amor
a soñar junto al alba...
Para ver vivir a esa flor
plastificada en la ausencia
de mi dolor...
Quiero sentir los cielos ampliarse,
quiero que el universo encuentre
su derrotero, que es el de nuestro
futuro encuentro.
Una mañana cualquiera no muy lejana
veré como emergen las aguas
de las fuentes, como cataratas
de colores enamoradas,
y las aves me cantarán sus
trinares llenos de fantasías mágicas.
Será todo movimiento y vida continua,
será todo un anuncio de alegría,
porque habrás regresado
dulcemente enamorado
nuevamente a mi vida,
quedando atrás tu partida...
Todo será una fiesta de ilusión
porque tu regreso
lo recibirá con furia mi corazón...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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