pedí prestadas dos alas
porque las mías se cortaban
al volar desde mi ventana
al jardín de la esperanza.
Buscaba esos pimpollos
que todas las mañanas
te entregaba,
buscaba el aroma
de la primavera
para alegrar tu alma.
Qué búsqueda
más ardua,
cuán responsable
es mi corazón
ante esa ausencia
de tanta belleza.
Por eso tomé esas
alas que me prestó el amor,
por eso salí a buscar
tus pimpollos,
los de todas las mañanas
para que no notaras
como lloraba mi corazón.
Aquí llegué,
mis alas prestadas
me sirvieron bien,
no te fallé,
veo la alegría de tu cara
y se me olvida mi desdén.
Vuelta a creer,
vuelta a ver que nada
es en vano,
tan sólo verte sonreír
me hizo sentir como nueva,
le saco lustre a mi alma,
para entregártela entera.
Llena de pimpollos
toda tu vida,
para eso te los traje
para que sientas que
aún hay pasión,
que aún hay cariño,
que aún hay dulzura
dentro de este torbellino
de neblinas
que por suerte
siempre encuentra
de la luz el camino...
Aquí me ves
con este manojo de
frescos pimpollos
que van a crecer contigo,
ya ves, nuevamente
no te fallé...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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