no es que no tienen nombre,
son aquellas cosas
que de señalarlas con las palabras,
pierden su verdadera calidad.
Cosas tibias, reflejadas
en las luces de la tarde,
cosas que se esconden
entre las sombras,
o en algún viaje.
Hay cosas tan sin nombre
que de llamarlas de algún modo
se desvirtúan sus silencios,
dejan de ser, eso que flota
como esencia en el sin tiempo.
Cada vez que intenté ponerles
en la lista de etiquetas
un buen apodo,
se esfumaron de mis labios
y quedé observando su modo
de ser lo que son,
sin pasaporte al lenguaje,
sin necesidad de aprobación.
Son las cosas que perduran siempre
que no llegan a percibirse
ni con los ojos, menos con la mente.
Eterno fluir de lo casi irreal,
habitan un mundo de ilusiones,
de potentes sueños inasibles.
Esas cosas son inconfundibles,
existen sin planillas, sin anotaciones,
no tiene consonancia,
no tienen conjugaciones,
sólo se perciben con el alma,
andan siempre por nuestros
callados rincones,
aquellos que el corazón acuña,
aquello que nos hace sentir
esas profundas emociones.
Hay cosas innombrables...
por favor os pido
no les pongan nunca nombre...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
No hay comentarios:
Publicar un comentario