El rostro del amor...
de Raquel Norma Smerkin Roitman
Tenía los ojos negros, grandes,
profundos y serenos,
sus pupilas imantaban
...hasta al más duro corazón.
Tenía la piel dorada,
como una esfinge sagrada,
tenía la boca entreabierta
como esperando aquel beso,
que seguro le llegó.
Tenía las pestañas arqueadas
largas finas y aterciopeladas,
la sonrisa muy suavemente
dibujada, en su bella cara.
Tenía unos dientes brillantes,
blancos y grandes,
dispuestos a masticar la carne
de la pasión.
Tenía cabello negro y lacio,
ni muy corto ni muy largo,
prolijamente peinado
por el viento que
tanto siempre lo amó.
Tenía un gesto tan delicado
que ni el más duro enamorado
podría resistirse a ser
preso de su encanto.
Ténía ese misterio
pegado a su figura,
que escondía un poco
de arrevato y de locura,
tenía todos los razgos
de un intenso sentimiento.
Tenía en sus facciones
marcadas grandes emociones,
sabrían de quien era ese rostro,
no cabe duda que era
el único y verdadero rostro...
que no tiene con ninguno otro
comparación, porque era
el rostro del amor...
Autoría: Raquel Norma Smerkin RoitmanVer más
de Raquel Norma Smerkin Roitman
Tenía los ojos negros, grandes,
profundos y serenos,
sus pupilas imantaban
...hasta al más duro corazón.
Tenía la piel dorada,
como una esfinge sagrada,
tenía la boca entreabierta
como esperando aquel beso,
que seguro le llegó.
Tenía las pestañas arqueadas
largas finas y aterciopeladas,
la sonrisa muy suavemente
dibujada, en su bella cara.
Tenía unos dientes brillantes,
blancos y grandes,
dispuestos a masticar la carne
de la pasión.
Tenía cabello negro y lacio,
ni muy corto ni muy largo,
prolijamente peinado
por el viento que
tanto siempre lo amó.
Tenía un gesto tan delicado
que ni el más duro enamorado
podría resistirse a ser
preso de su encanto.
Ténía ese misterio
pegado a su figura,
que escondía un poco
de arrevato y de locura,
tenía todos los razgos
de un intenso sentimiento.
Tenía en sus facciones
marcadas grandes emociones,
sabrían de quien era ese rostro,
no cabe duda que era
el único y verdadero rostro...
que no tiene con ninguno otro
comparación, porque era
el rostro del amor...
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Bellísimo rostro Meridiano, gracias
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