La boca abierta del deseo
se abrió tensa y sedienta
para dejar entrar al amor...
Todo se transformó
en fibras que latían
al ritmo del corazón...
Un reloj loco de caricias
acelerado de dicha,
aceptaba ansiosamente
que lo arrastrara el alma
hacia la felicidad
del jardín de la inmortalidad...
En el las flores
nunca se cierran,
permanecen por siempre
totalmente abiertas
para brindar su aroma de paz...
Se dió tu piel,
se dió mi piel,
y más allá de esta fución,
caimos en el anunciado
espejismo de la levitación,
porque después volvimos
de lo profundo,
hacia un cielo inmenso
de un celeste intenso
por donde flotabamos
suspendidos en el silencio
locuazmente loco,
de nuestro amor...
Se dieron dos seres
conteniendo entre sí,
sentimiento con sentimiento,
aliento con aliento,
corazón con corazón.
Se dieron dos seres
vestidos de libertades
y placeres,
entregados totalmente
al destino terrenal y trascendente
porque la boca abierta del deseo
se abrió tensa y sedienta
para dejar entrar al amor...
Sin pensamiento alguno
los espíritus siendo,
tan solo uno,
relajados y despojados
de perturbadoras contradicciones,
al amor se entregaron...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
se abrió tensa y sedienta
para dejar entrar al amor...
Todo se transformó
en fibras que latían
al ritmo del corazón...
Un reloj loco de caricias
acelerado de dicha,
aceptaba ansiosamente
que lo arrastrara el alma
hacia la felicidad
del jardín de la inmortalidad...
En el las flores
nunca se cierran,
permanecen por siempre
totalmente abiertas
para brindar su aroma de paz...
Se dió tu piel,
se dió mi piel,
y más allá de esta fución,
caimos en el anunciado
espejismo de la levitación,
porque después volvimos
de lo profundo,
hacia un cielo inmenso
de un celeste intenso
por donde flotabamos
suspendidos en el silencio
locuazmente loco,
de nuestro amor...
Se dieron dos seres
conteniendo entre sí,
sentimiento con sentimiento,
aliento con aliento,
corazón con corazón.
Se dieron dos seres
vestidos de libertades
y placeres,
entregados totalmente
al destino terrenal y trascendente
porque la boca abierta del deseo
se abrió tensa y sedienta
para dejar entrar al amor...
Sin pensamiento alguno
los espíritus siendo,
tan solo uno,
relajados y despojados
de perturbadoras contradicciones,
al amor se entregaron...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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