como martillos viejos,
y en su compás
se escuchan los sonidos
de los recuerdos.
Sin tiempo y sin memoria,
ver la vida pasar,
que ni la añoranza,
ni la nostalgia,
ataquen a nuestro soñar.
Golpe tras golpe
como marcando un horizonte
sin caminos definidos,
sin límites, sin dominios.
Golpéan las horas
en mi corazón cansado,
son latidos desmembrados
de un libro grueso y ancho,
que hablan del pasado,
que van perdiendo el aliento
de tanto andar en el tiempo.
Golpean las horas
desde muy lejos,
vienen cabalgando entre sombras
con los sentimientos adormecidos
como reminicencias vagas,
sin llegar al total olvido.
Dejo que golpéen con ganas,
dejo que escarben en mi alma,
porque son parte de mí,
porque me formaron así,
porque respeto lo que sentí.
Golpean las horas
como martillos viejos,
no tienen piedad,
pero yo igualmente
a sus golpes,
pongo mi pecho.
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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