de la impunidad,
mi fragilidad es tan cara
que me dará
si no me cuidas,
una mala pasada.
Yo vivo así
con las heridas
en carne viva,
yo vivo así
viendo en cada estrella
una promesa
que si no se cumple
estará vacía.
Cuídame de los furiosos
vientos que azotan
a los sentimientos,
de la sigilosa calma
que asecha al alma
cuando está distraída
mirando una luz lejana.
Cuídame de la vida
que a veces es torpe,
y un poco enemiga,
y yo no sé pelear
las fieras batallas
a que nos somete
su monotonía.
Cuídame por todo
y por nada,
mantenme cubierta
con suaves algodones
de plata,
para que vuelva a mi origen,
para que vuelva a ser
de mariposa vulnerable,
a renovada crisálida
que conseguirá nuevamente
en la firmeza de tu cariño, nacer.
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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