pared espiritual
que se alza imponente
ante mi vista,
más que muro,
muralla que contempla
con asombro
todas mis aristas.
Muro levantado
entre silencios agotados,
que piden ser saltados
por mis piernas,
que no pueden crecer
a la altura de su ser.
Muro azul
que se asemeja
a un cielo vertical,
que se viste del color
angelical y de mucha paz.
Vergüenza me tendría que dar
que aún no pueda llegar
a su otro lado,
tantos años, y todavía está
permaneciendo a mi lado
sin ninguna novedad.
Muro azul,
único y perpetuo,
aquel que se levantó
ante mí,
mientras yo mordía
corazones en mi pecho.
Muro azul,
no me servirás de lamento,
nunca lloraré ante tu pared,
porque de mi vida
eres lo más rescatable.
Engéndrame tu dureza,
penetra en mí, para
llenarme de riquezas color azul,
sírveme de sustento,
que no quiero deberte la vida,
que no quiero que seas
mi débil lamento...
Muro azul,
si no puedo apostar a superarte,
tendrás que venir tu
a saltarme...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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