los rayos del sol
sobre mi cara,
al recibir su tibieza otoñal,
me sentí acariciada
y por él amada.
Su energía me llegó
para afirmarme
que estoy viva,
sentí mi piel amparada,
sentí mi piel protegida
en su calor.
Hoy el sol,
por la mañana
me dió una lección de amor,
me dió todo lo que poseía
a cambio de nada más
que mi presencia
en su vida.
Ese sol que siempre firme
está en su morada celestial,
ese sol que hace vibrar,
que eleva hasta un lugar
en donde es todo bienestar.
Hoy recibí ferviente amor,
incondicional entrega,
dulces tibiezas,
hoy el sol tocó mi cuerpo
con dulzura,
me dió todo sin pedir nada,
hoy el sol, me amó...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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