viernes, 13 de mayo de 2011

Hay una cabaña silenciosa y lejana...

Hay una cabaña silenciosa y lejana
que me está esperando
quietecita, junto a un bello lago,
para llegar, armoniosa y tersa
a pasar mis últimos años.
Ese lugar está en mi alma,
deseo fervientemente
reposar mi cordura,
hasta que la muerte venga
y sin premura,
lleve mi ser hacia su morada.
En ese lapso de tiempo
en el cual mi corazón
gozará plenamente del tiempo
que para morir le falta,
llenaré las páginas de mi espíritu
con los textos más sentidos,
armonizaré por fin con mi ser,
hasta convertirme en un
tenue suspiro que siempre
quiere nacer.
En esa cabaña inventada
por mis profundas ansias,
construiré una escalera larga,
que lleve mi gratitud hacia el cielo,
para agradecer a la creación
todo lo que me ha dado
con tanta generosidad y devoción.
Paso las horas imaginando
mi vida en esa cabaña,
al rededor mío toda la vegetación
y por dentro de mí,
la inmensa magia que hace
que el corazón
lata emocionado, llore de alegría,
sufra, grite, se desespere
por brindar amor y más amor,
cada minuto de la vida...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman



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