domingo, 20 de febrero de 2011

Tu piel me llama...

No advertía el escalofrío
que me invadía,
no advertía ese sudor frío,
despoblando de indiferencia
mi epidermis,
llevándome a algo parecido
a una enamorada demencia
en donde el amor y los suspiros
piden clemencia por estar en ti...
No alcanzarán todos los siglos
para entenderte así,
tan cerca mío, pegado a mi alma,
tan enamorado, tan sabio,
tan capaz de dar y recibir amor...
No advertía el escalofrío
que me invadía,
no advertía ese sudor frío
como invocando a todos los Dioses
como fieles testigos
del descontrol y a la vez, suave torbellino
que ensalza nuestro amor.
Traduje la sensación sublime
de poseerte,
traduje y dibujé tu corazón en mi ser,
alcancé a sentir muy cerca de la mía, tu alma,
y me di cuenta que...
desnudando todas las caricias
que nos dimos, por dar y dadas,
deshojándome como margarita apasionada,
te abracé fuertemente como imantada...
me ofrecí dispuesta a todo placer,
y en tu fuente azul me quedé
respondiendo a tu piel, con la mía...
porque es imposible resistirse...
cuando tu piel me llama...

Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman


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