Unos ojos que te acompañan,
no te observan, no te juzgan,
no te miran,
tan sólo te transitan...
Una voz que se escucha
cuando se lo reclama tu alma,
aunque pase mucho tiempo,
el cariño que se tienen,
siempre perdura
porque lo guardas
como en un templo...
Una estrella que los guía,
para encontrarse siempre
en aquel bar en donde
el café de ambos es
fiel confidente...
Una mano que sostiene
la tuya,
cuando tus pasos
inseguros diambulan,
unos brazos que te esperan
y si los necesitas fuertes,
sentirás como aprietan tu pecho,
como te besan la frente...
Una compañía certera,
aún sin estar presente,
una figura sincera, verdadera
porque auténtica la sientes.
Eso es un amigo,
aquel habitante continuo
de tu interior,
sabes que si lo requieres,
enseguida aparece
para dialogar soledades,
para compartir las penas,
para descubrir libertades,
para tener
las mismas charlas
en las que se deleitan siempre...
Eso es un amigo...
cuando lo necesites, no dudes
pide por él y ubícalo...
volverá a ocupar el mismo lugar
que le asignaste en tu corazón,
ya sabes, no lo dudes...
ubícalo...
Eso es un amigo,
el que disfruta de tu felicidad
el que vive contigo la libertad...
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