son aquellas en las que las dudas
de considerarlas sobran.
Son esas cosas en que están en juego,
todos tus principios y tu humanidad.
Si las rechazas o las dejas como molestas,
pierdes el sentido de lo que es vivir
con dignidad...
Y ellas son, perdón si no me acuerdo de todas:
A la respuesta a la mirada de un niño,
con hambre o con frío,
Al pedido de un anciano
a darle una mano,
A no dar la vuelta, y defender la
no violencia, en cualquier tiempo que sea,
y en cualquier lugar.
El no rechazar el pedido de un amigo,
a que le entiendas sus sueños,
escucharlo con todo tu tiempo,
aunque te apure un encuentro.
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A esos ojos que suplica consuelo, de un
llanto sincero, que espera una caricia
de tu mano solidaria,
A la propuesta a un diálogo para no llegar
a una feroz contienda.
A rechazar cualquier venta de valores
en el mercado de esta sociedad.
A denunciar los maltratos que se ejercen
sobre los seres humanos,
con impunidad
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A sublevarte ante todo abuso de poder,
en la educación, en el trabajo,
y a aceptar a las guerras como solución,
justificando su accionar destructivo.
Al llamado del amor cuando
golpea a tu puerta,
a ver la vida tan bella
y transmitir a los demás
esa sensación de paz y libertad...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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