sábado, 23 de julio de 2011

Desde ese día, ya no pude distinguir, el sueño de la vigilia...

Desde ese día, ya no pude distinguir, el sueño de la vigilia
de Raquel Norma Smerkin Roitman
Desde aquél día en que te vi
por primera vez
mis diecisiete años
...ya me pesaban,
luego de personificar tu ser,
ya nada en mi vida
fue igual,
me costaba tomar contacto
con la realidad,
no distinguía el sueño
de la vigilia.
Dejaste de ser leyenda
oscura y sombría,
para transformarte en
aquella mujer que
me dio el ser,
dentro de una locura atrevida...
Tenía que entender
que en ese vientre furioso
con la vida, yo fui concebida,
tenía que entender que
eras y no eras,
vivías y no vivías.
Que dolor sentí al recorrer
tu rostro, tus piernas, tus pies
y tu cuerpo entero,
eras verdadera, eras mi madre
llena de lenguajes extraños,
llena de incógnitos mensajes...
Producto de una locura fui siendo,
me mezclé con la luz de tu alma
llena de arte en tiempos viejos,
Producto de la locura
que no se sabe si tiene capacidad
de amar,
eras mi clave, para desenmarañar
el enriedo que había en mis sentimientos.
Fuí a verte con la esperanza de poder
recrearte en mi alma,
fuí a verte, para entender cosas
que nunca se comprenden,
me encontré contigo, mientras
a grandes mordiscos comías
una manzana,
no supieron mis ojos que decirte,
no supieron mis labios,
como besarte,
no tuve el lenguaje interno
que tu tenías para poder amarte...
Me fui con mis pesados
diecisiete años, de ese hospital
en el que un pedazo de mi vida
dejaba...
Ya no eras leyenda,
ya eras una gran realidad...
Desde ese día,
ya nada fue como antes era,
desde ese día,
no pude distinguir
entre sueño y vigilia...
Autorïa: Raquel Norma Smerkin Roitman
23/07/2011
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