viernes, 8 de julio de 2011

Disuélvete, disuélveme, disolvámonos...

Disuélvete ante mí,
no es un mandato.
es un pedido urgente,
...en una invocación,
es un reclamo de amor,
como un ardiente presagio.
Necesito ver como
tu ser se disuelve
tal como substancia enamorada.
Disuélvete como savia
llévame a conocer
la intimidad de las plantas,
rocíame con tu querer
hasta que te diga basta.
Disuélvete como fundido mineral,
recórreme cual si fuera
tu íntimo volcán,
aduéñate de mí lava,
llega hasta la cima de mi gracia,
para amarme, para quererme
derretida fuertemente en tu alma.
Quiero que seas eso que se impregna
sobre mi piel, hasta endurecer
mis tejidos, hasta estremecerme
moldeándome mientras me conviertes
en tu líquido preferido.
Disuélveme entonces,
en este intento de acuosa pasión,
desparrámame por tu cuerpo
como si fuera un cauce
de río profundo e imparable,
como si fuera el zumo más íntimo
de tu latente latido.
Disolvámonos en la magia del amor,
entremos en el descontrol
de los líquidos que se mezclan,
y así, sin tregua, amémonos...
Disuélvete, disuélveme,
disolvámonos envueltos
en nuestro propios calderos
hechos líquido, fundámonos en el deseo,
para herirnos de pasión en nuestro fuego...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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