lunes, 11 de julio de 2011

La agresión...

Cualquier acto por el cual
violentes el derecho del otro,
es un acto de agresión.
...La agresión, generada por
factores, culturales, emocionales,
biogenéticos, psicológicos etc.
vuelve hacia ti mismo,
entra dentro tuyo
revolucionando tu ser.
El acto agresivo,
no queda en el exterior,
no sólo hace daño
al destinatario,
sino que te hace daño a ti,
como principal agente
activo, de la agresión.
Agredir es romper el espacio
del otro,
es intervenir bruscamente
en los límites que moran
la dignidad del agredido.
Al agredir, nos transformamos
en nuestras primeras y
principales víctimas del daño,
no sólo por sus consecuencias,
que a veces no tiene
vuelta atrás,
sino también porque
el daño se nos mete dentro,
sin darnos cuenta.
Si tomamos conciencia
veremos que cada acto agresivo,
es una falta de meditación,
un odio retenido,
una carencia de amor,
una gran dosis de incomprensión.
Cuando agredes,
te estás agrediendo tu humanidad,
tus principios de paz,
tus ganas de ser feliz y amar.
Hay infinitos caminos para
llegar al otro,
para actuar con honestidad íntima,
la agresión, no los conoce,
la agresión sólo conoce
la descarga sangrienta del corazón...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman.
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