Era muy de mañana, el pico del alba no se animaba aún a hacer sonar, sus cuerdas de plata.
Todo parecía dormitar en un tímido resucitar de otro día, que todavía a mostrarse no se atrevía.
De par en par el horizonte ofrecía, su bella capa de luz... La vida ruborizada y con nubes de cielo,
tapaba su sexo, tenia miedo de lo que el mar, allá lejos, pudiera decir.
Trémula y sedienta de existencia, ella, la vida desató las amarras de falsas vivencias, y al
horizonte con su sol, con intenso amor, se entregó
Las horas mostraban serenas, como el devenir gozaba de la mágica existencia del amor.
Cada vez con más penetración, se confundían allá a lo lejos, la subsistencia de una interminable
pasión.
Al llegar la noche, ya cuando no se puede ver el horizonte, cuando el sol da su espalda fría,
la vida momentáneamente, se apagó, quedó como adormecida luego de copular insesantemente
con el sol.
El mar no quiso hablar,los vió amarse tan profundamente, que calló.
Que puede hayar de pecaminoso en semejante muestra de amor, en donde el sol entrega su ardor,
y la vida se deja amar tanto, hasta morir momentaneamente, por su amor...
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