En este aparente devenir de incesantes vidas y muertes...
En esta vorágine que el invento del tiempo,
nos impuso en forma contundente...
En este acontecer que no es de nadie,
pero surge como manantial de realidades insoslayables...
Tú, sí tú estás recluido en un rincón,
mientras te hacen burla, las agujas del reloj...
Porque ellas mientras caminan, no piensan en tu preocupación,
ni en tu angustia, ni en tu desolación...
Así es como derrochas las noches y los días,
creyendo que su duración será eterna;
a pesar de tu aletargada vida
que se hunde cada vez más en la ignominia.
No te mueves porque no sabes que
ese amanecer que te acontece, te pertenece enteramente...
No te mueves porque la tarde se diluye entre tus dedos,
como flor que ya no brilla, ni crece,
es al sol al que le temes, es a tu propia luz
a la que no quieres ver como se enciende...
No te mueves ni por dentro ni por fuera,
bien sabes que se despertarán en ti,
ardientes primaveras en donde el amor,
con toda su fuerza, te espera...
¿Qué lugar tienes para él en todo este vendaval de pérdidas?
¿Qué asignación le da tu corazón
a la llave que abre el lugar en donde guardas
tu salud espiritual?
aquella misma llave que así, no encuentras....
¿Qué lugar le das a ese intenso y postergado abrazo, que
de encontrarla tendrás, con tu voz interior?
Qué lugar le das al amor, como clave que aclare
los laberintos de tu alma;
para comprender mejor todo este tiempo opaco,
que hoy no es para ti nada.
Dime, cuándo reservarás ese espacio esencial y básico,
para saberte vivir y morir en cada intento de ser plenamente vos...
Dime cuándo sin temor te animarás a tocar tu propio sol,
con las manos del amor...
Vuelvo a preguntarte dulcemente, si puedes detenerte
a pensar, de aquí en más...
Qué lugar tienes para el amor...
porque el amor eres tú, porque el amor soy yo.
Porque el amor es la única razón...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman.
En esta vorágine que el invento del tiempo,
nos impuso en forma contundente...
En este acontecer que no es de nadie,
pero surge como manantial de realidades insoslayables...
Tú, sí tú estás recluido en un rincón,
mientras te hacen burla, las agujas del reloj...
Porque ellas mientras caminan, no piensan en tu preocupación,
ni en tu angustia, ni en tu desolación...
Así es como derrochas las noches y los días,
creyendo que su duración será eterna;
a pesar de tu aletargada vida
que se hunde cada vez más en la ignominia.
No te mueves porque no sabes que
ese amanecer que te acontece, te pertenece enteramente...
No te mueves porque la tarde se diluye entre tus dedos,
como flor que ya no brilla, ni crece,
es al sol al que le temes, es a tu propia luz
a la que no quieres ver como se enciende...
No te mueves ni por dentro ni por fuera,
bien sabes que se despertarán en ti,
ardientes primaveras en donde el amor,
con toda su fuerza, te espera...
¿Qué lugar tienes para él en todo este vendaval de pérdidas?
¿Qué asignación le da tu corazón
a la llave que abre el lugar en donde guardas
tu salud espiritual?
aquella misma llave que así, no encuentras....
¿Qué lugar le das a ese intenso y postergado abrazo, que
de encontrarla tendrás, con tu voz interior?
Qué lugar le das al amor, como clave que aclare
los laberintos de tu alma;
para comprender mejor todo este tiempo opaco,
que hoy no es para ti nada.
Dime, cuándo reservarás ese espacio esencial y básico,
para saberte vivir y morir en cada intento de ser plenamente vos...
Dime cuándo sin temor te animarás a tocar tu propio sol,
con las manos del amor...
Vuelvo a preguntarte dulcemente, si puedes detenerte
a pensar, de aquí en más...
Qué lugar tienes para el amor...
porque el amor eres tú, porque el amor soy yo.
Porque el amor es la única razón...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman.
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