martes, 14 de junio de 2011

Oh muerte...

La muerte es una entrega
de integridad total,
el ser se desarma para
alcanzar a desnudar
para ella el alma,
partirá hacia un lugar
que sin espacio y sin tiempo
se llama eternidad...
Almas dolientes que
cansadas de cargar
el cuerpo,
se elevan hacia
lugares etéreos,
en donde el universo
se hace un cosmos
de espíritus nuevos.
Oh muerte que llegas
de una sola manera
a cachetear mi cuerpo
para que deje
la tierra...
Eres atractiva y bella,
aunque tu túnica
es muy negra,
das alarde de tu sutileza
cuando rechazas
nuestra carne, porque
quieres sólo la pureza...
Oh muerte inmutable,
sin remedio te acercas
a descorrer el velo
que intentas
desnudar muy despacio...
Suavemente nos seduces
porque a veces intuyes
que queremos retirarnos
de este mundo
sumidos en un hondo cansancio.
Oh muerte, no te temo
vendrás seguro con el sereno
a ofrecerme un último vuelo
al que yo accederé
con la dignidad del que vivió
no ignorando jamás
tu inminente aparición...
Luego de la vida, es ella
la muerte que nos espera
a veces sonriente,
a veces llorando,
a veces rogando,
pero siempre llega...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman


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