Tengo una copa llena sobre mi mesa,
es agua que bebo, para no quedar
seca de luz, seca de alegría...
En el fondo del vaso,
una sombra tenue aparece,
se incorpora lentamente,
como Aladino, sale de su lámpara
y me envuelve...
No me asusto porque
la conozco muy bien...
Su figura no me habla,
no hace ningún gesto que delate
su sentimiento,
pero me mira fijo como queriendo
que le pregunte por ella...
Quién eres, qué quieres,
a qué haz venido.
No saldrán de mis labios
ninguna pregunta,
ni esperaré respuesta,
la dejaré ser lo que es,
no la increparé,
ni le diré que sé que es ella,
vestida siempre de gris,
siguiendo mis huellas...
Hoy desde una copa aparece,
mañana por la mañana
tal vez, golpee mi ventana,
o por la tardecita
se muestre indefensa,
solitaria, y venga a darme
una de sus visitas...
Es tan insólita, tan inesperada,
tan cruel a veces,
tan sorprendente...
Para que la voy a investigar,
si siempre hace lo que quiere,
nunca me revelará su secreto,
es a veces dueña de mi alma
y de mi tiempo...
Es ella que asoma de repente
en cualquier parte,
en cualquier momento,
Es la tristeza y su secreto...
Entonces para que preguntarle,
para que sacarle su misterio,
que es su esencia de vida,
su apariencia de desconocida,
pero yo la reconozco enseguida,
develo su enigma, y la dejo
que libere llanto y adrenalina...
Me invento una inocencia
clandestina...
Pero la conozco muy bien,
porque es ella y no otra,
esa que tanto por allí se
suele ver,
es ella, criatura imprudente
que vuelve siempre
a destemplar mi corazón un poco...
Es la tristeza y su secreto
que quiere intrigarme,
que quiere asombrarme,
pero yo la dejo, para que se aleje
así como vino, calladamente...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
es agua que bebo, para no quedar
seca de luz, seca de alegría...
En el fondo del vaso,
una sombra tenue aparece,
se incorpora lentamente,
como Aladino, sale de su lámpara
y me envuelve...
No me asusto porque
la conozco muy bien...
Su figura no me habla,
no hace ningún gesto que delate
su sentimiento,
pero me mira fijo como queriendo
que le pregunte por ella...
Quién eres, qué quieres,
a qué haz venido.
No saldrán de mis labios
ninguna pregunta,
ni esperaré respuesta,
la dejaré ser lo que es,
no la increparé,
ni le diré que sé que es ella,
vestida siempre de gris,
siguiendo mis huellas...
Hoy desde una copa aparece,
mañana por la mañana
tal vez, golpee mi ventana,
o por la tardecita
se muestre indefensa,
solitaria, y venga a darme
una de sus visitas...
Es tan insólita, tan inesperada,
tan cruel a veces,
tan sorprendente...
Para que la voy a investigar,
si siempre hace lo que quiere,
nunca me revelará su secreto,
es a veces dueña de mi alma
y de mi tiempo...
Es ella que asoma de repente
en cualquier parte,
en cualquier momento,
Es la tristeza y su secreto...
Entonces para que preguntarle,
para que sacarle su misterio,
que es su esencia de vida,
su apariencia de desconocida,
pero yo la reconozco enseguida,
develo su enigma, y la dejo
que libere llanto y adrenalina...
Me invento una inocencia
clandestina...
Pero la conozco muy bien,
porque es ella y no otra,
esa que tanto por allí se
suele ver,
es ella, criatura imprudente
que vuelve siempre
a destemplar mi corazón un poco...
Es la tristeza y su secreto
que quiere intrigarme,
que quiere asombrarme,
pero yo la dejo, para que se aleje
así como vino, calladamente...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
Esa tristeza ausente...siempre presente; que se hace cómplice en el mejor momento....la reconoces..está ella, en cada respiro de la vida...Y aunque quiera asombrar, oscurece..porque es cómplice de nuestra vida.......
ResponderEliminarHermoso Raquel........
Gracias amiga, siempre siguiendo mi inspiración. un beso enorme
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