Tengo la edad del alfarero
que fue moldeando al tiempo
entre sus dedos,
con arcilla de amor y sueños.
Tengo la edad del alfarero,
ni años más ni años menos,
que en el horno del cariño
fue amando su creación
y sus anhelos.
Años justos que enlazados
con pasado, presente
y futuro, formaron
un entramado de agua,
barro y luz,
bajo un cielo de azul puro.
Tengo la edad del que
con sus dedos moldea
su propio ser, y
con sudor y dolor
sale la obra que nace
desde el corazón.
Tengo la edad del alfarero
y mi arcilla huele
a tiempo que aprendió
y aún tiene mucho que
aprender.
Incesante creación
entre las manos
del que se hace a sí mismo
y obedece tan sólo
a sus propios mandatos.
Tengo la edad del alfarero,
me voy haciendo a medida
que lo exijan mis sentimientos...
Si quieres amarme,
tendrás que amar
lo que esculpí con mi propia sangre...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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