Dos esenciales potencias, amor y odio...

Como dos esenciales potencias
que dan el hálito de vida,
surgen con una innata energía
la posibilidad de amar,
o de odiar...
La indiferencia es un espejismo
de falsa doctrina,
jamás se puede ignorar
nada, sin causarnos algo
en esta vida...
El amor y el odio
están en tu profundo interior,
más allá de lo consiente o inconsciente,
son tu posibilidad de ser,
y antes de hacerlo acto,
te remueven las entrañas,
queriendo de ti, emerger...
Son dos fuentes que se mueven
desde los sinsabores
hasta los más hermosos placeres,
son dos sentimientos
que representan tu voluntad,
tu elección, porque uno de los dos
perdurará en tu corazón,
uno de los dos, marcará a fuego
la orientación de tus afectos
o desafectos...
Las dos te golpean con tal fuerza
que pueden dejarte sin cabeza,
sin alma, sin corazón...
Las dos son energía pura,
pero de la buena, de la sublime
pertenece el amor.
Supera el odio, transfórmalo
en débil suspiro,
haz que el amor guíe tu camino,
no tienes más que vencerlo
con la potencia del amor
que es muy superior...
Si te quedas en la energía
negativa, la que te impulsa
a retroceder a la vida,
la que no te deja vivir con fe,
esperarás que venga la muerte,
para llevarte y nadie pero nadie
lamentará que no existas más...
Dos esenciales potencias,
amor y odio,
que siempre están peleando
codo a codo,
en ti está ganarle al segundo
contrincante,
en ti está quedarte prendido
en el amor, para vivir
para adelante, para vivir
mucho pero mucho mejor...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman