ni lo intenté siquiera,
ella ya sabía
todo de mí,
sobraban las palabras...
Nunca traté de obviarla,
siempre me enfrentó
imponente,
como soberana
de mis sentimientos...
Cómo poder engañarla,
si me seguía continuamente,
si era mi secreto,
sin agredirme, las verdades
al oído me susurraba...
Ella sabía más que yo misma,
más que nadie en la vida,
lo que me pasaba.
Como fiel amiga inseparable,
me mostraba mi espejo,
aunque me enfurecía
lo que veía,
sabía que era puro amor
lo que conmigo hacía...
Me tuvo total comprensión,
me contuvo, me acarició...
y me regaló para
que no desfallezca
en mi locura,
una hermosa pluma,
de la que nunca me separé...
Ella sabía...
Por eso a ciegas
yo caso siempre le hacía,
Ella sabía...
porque ella era mi alma,
mi musa, mi sol, mi todo,
mi sublime y auténtica compañía...
Ella sabía...
y aquí estoy,
de su mano voy...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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