Parecías divagar
por esas sendas
donde el hueco
del sinsabor
no produce nada.
Indiferencia
y abulía
colmando tu vida,
y tu alma...
divagante alma,
no sabía de cuidados
ni de razones
acotadas.
Te vi perderte
por los caminos
de un destino gris
y desprenderte así,
de a poco
de un tiempo que
no respeta
amores y vive
de despojos y dolores...
Adolecente alma
que de divagar
no deja,
su corazón se agota
en sus propias quejas,
llora un espacio
que perdió
en el abismo del dolor...
Escucha de tu
espíritu, las voces
más profundas,
oirás el eco de tu ser
que por su luz
retumba,
porque pide a gritos
que vuelva el amor,
que vuelva la cordura,
que vuelva la razón,
a madurar
tu jóven fruta...
Divagante alma
que hoy en el sinsabor
de la impiedad humana
se hace daño
porque no quiere
valorar la vida,
porque no quiere
de la fuente nutriente
de la sana energía
saber nada...
Tiende tu mano,
dale una oportunidad
a tu divagante alma...
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