en el olvido,
saqué de las cenizas
tu sonrisa suave
tu dulce aliento...
Mi espíritu sediento
se llenó de ti,
y en tan sólo
un momento,
fui feliz...
Gracias, a ti
te debo mi fe,
a ti te debo
esta alegría
por vivir,
esta esperanza,
otra vez, con
la energía
que necesito
para seguir
de pie,
en esta vida...
No sólo está
de pie mi cuerpo,
también
se elevó mi alma
de puntas de pie
para poderte
asir, el rostro
entre mis brazos
para poderte amar
quien sabe hasta
cuando,
para poder llenarme
de ti, sin medida
y colmar mi vida
de esta enorme
felicidad...
Gracias amor
por todo lo que
te doy y me das...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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