como salidas
entre las ramas
de los árboles,
querían tocarme.
Tu piel
sabía a tierra húmeda,
y se levantaba
queriendo cubrir
mi figura.
Tus ojos, entre hojas
que por el viento
se dispersaban,
se acercaban
a los míos,
entre miradas y suspiros.
Tus pies,
pies de caminante erguido,
se detuvieron
para sentir mi cuerpo
en aquel camino.
Tu corazón,
marcaba el ritmo
de tu alma,
tu corazón se cubría
para no ser herido
de nostalgia.
Ese, tu corazón
seguía preso del miedo,
miraba con sus ojos
de rencor,
para no ser víctima
del dolor.
Tu alma,
se salía de su centro,
trataba de convencer
al viejo reloj
que ya latía lento.
Todo tu ser
encerrado en el paisaje
del amor,
sueño e ilusión
de una pasión cobarde
que nunca se animó.
En qué lugar debo
ahora buscarte,
por qué senderos
penetraré
para encontrarte,
esquivo querer
que se desplomó
cerca de mi cuerpo
esa lejana tarde,
y no se atrevió a ser...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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