como lluvia acongojada,
el cielo gris,
se esparce,
llenando de pena
el alma...
Es que te extrañan
mis flores, mis fuentes,
mis montañas,
mis caricias todas
que esperan tus manos
en la alborada...
¿No escuchas acaso
el grito que viene
galopando las colinas?
ese grito que se desgarra
en el viento,
para decirme
qué aún me amas?
Vuelve, para calmar
mi agonía;
Vuelve con tus luceros
a encender a la luna
por tu ausencia,
anochecida...
Vuelve con tu brillo
que se apaga mi vida,
eres la razón de ser,
eres mi sabio resplandor,
eres mi alegría...
Vuelve, te lo piden
mis recuerdos
que se rebelan,
que quieren ser realidad,
y no quedar
en la memoria,
como dormidas madreselvas...
Cuando se oigan
a lo lejos, que se acercan
fragancias y murmullos
de tibias mañanas,
será tu ser que vuelve
a entibiar nuevamente
mis solitarias sábanas...
Vuelve en cuanto puedas...
Vuelve...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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