Hay una angustia...
de Raquel Norma Smerkin Roitman
Hay una angustia callada
... que suena sin sonido alguno,
como un mar,
intenso y oculto,
una angustia
como si quisiera asomarse
y salir por el alma.
Hay una angustia
terrenal, sublime, manifiesta,
que vive en donde
el corazón no tiene dueño.
Duerme su luz matinal
porque no quiere gritar,
prefiere permanecer
boztesando los inviernos
entre sábanas recién puestas.
Tiene la cara de la luna
cuando la tapan las nubes,
oculta y desprotegida,
con luz tenue y pesadumbre,
Tiene los razgos del miedo
cuando desgarra sus sentimientos,
por eso permanece oculta,
para no entorpecer la silueta
de las aves libres, y sus
hermosas figuras.
Hay una angustia callada
que late continuamente
en forma persistente,
se alimenta con la noche,
se agita durante el alba,
se queda en los rincones
del alma, humedecida
de nostalgias,
para no morir solitaria...
Acaso te es extraña,
acaso no la conoces...
es esa misma angustia
la que te llama suavemente
cuando se acallan las voces...
de Raquel Norma Smerkin Roitman
Hay una angustia callada
... que suena sin sonido alguno,
como un mar,
intenso y oculto,
una angustia
como si quisiera asomarse
y salir por el alma.
Hay una angustia
terrenal, sublime, manifiesta,
que vive en donde
el corazón no tiene dueño.
Duerme su luz matinal
porque no quiere gritar,
prefiere permanecer
boztesando los inviernos
entre sábanas recién puestas.
Tiene la cara de la luna
cuando la tapan las nubes,
oculta y desprotegida,
con luz tenue y pesadumbre,
Tiene los razgos del miedo
cuando desgarra sus sentimientos,
por eso permanece oculta,
para no entorpecer la silueta
de las aves libres, y sus
hermosas figuras.
Hay una angustia callada
que late continuamente
en forma persistente,
se alimenta con la noche,
se agita durante el alba,
se queda en los rincones
del alma, humedecida
de nostalgias,
para no morir solitaria...
Acaso te es extraña,
acaso no la conoces...
es esa misma angustia
la que te llama suavemente
cuando se acallan las voces...
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