lunes, 11 de abril de 2011

Angustia existencial...

A pesar de ser felices
en el fondo de nuestra
alma, somos todos,
seres tristes.
Nos pasamos la vida
queriendo compensar
esa invalidez espiritual,
tratamos de superar
ese vacío que nos mueve,
muchas veces a llorar
sobre una angustia
totalmente existencial.
Desde que nacemos,
pedimos socorro
a boca abierta,
cuando lloramos
nuestros alaridos
son iguales a los de todos.
Nos identificamos en
la soledad ante la muerte,
y ante la vida.
No es una tristeza cotidiana,
que se revela en el trato
con la gente,
es una tristeza intrínseca,
una tristeza puramente humana.
Es por eso que cuando
algo mágico nos hace
sentirnos acompañados
en nuestro fuero íntimo,
sentimos un gran regocijo,
un gran alivio.
La vida nos empuja
y no nos deja olvidarnos
que somos débiles criaturas
que entre todos necesitamos
salvar distancias del dolor
que siente el corazón
al saberse arrojado al mundo,
sin destino marcado.
Es la nada la que abusa
y entonces se disfraza,
nos asusta y nos amenaza,
Es el todo el que viene
a socorrernos,
nos muestra sus riquezas,
y entonces a la nada niega,
porque la muy dañina
pertenece a ese todo
que la vida nos compensa.
Angustia existencial
de una tristeza originada
por la soledad que siempre
anida quiérase o no
en este alma,
que necesitamos nutrir constantemente
pero nunca terminamos de llenarla.
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman


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