No me avergüenza
sentir mi alma
de rodillas,
no es cobardía,
no es sensiblería,
es la gran necesidad
de bajarla a la tierra
para con ella rezar...
No me averguenza
no tener más flores
en mis manos,
no me averguenza,
sentirme sin tu calma
y de rodillas buscarla...
Soy un ser humano
que acepta y asume
su alma arrodillada
ante la incertidumbre,
ante el temor,
ante el dolor...
La dejaré reposar
porque me pide
que comprenda su pesar,
que entienda
que es un momento
de dulce debilidad,
y así de rodillas
con la piel del alma
tocando el suelo,
dejar de volar
hasta que regresen
los sueños...
Mi ser te pide perdón
alma mía,
por carecer de valentía
cuando se siente
temblar al corazón...
Entonces te inclino suavemente
te pongo de rodillas
ante el creador,
porque me supera
esta emoción
que no encuentra
por un instante
más opción que la de
arrodillarse
para brindarse sin medida
a la fuerza universal
que sabrá como llegar a mí,
con su sabiduría...
No me averguenzo...
de necesitar mi alma de rodillas
ante el altar del amor,
y recibir de el
su bendición...
Me entrego totalmente
a la magia de la creación...
Autoría:Raquel Norma Smerkin Roitman
26.09.2011
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