antes de salir,
como una voz errante
en las cuerdas neblinosas
de las horas cobardes...
Hay un grito que tiene
agolpada toda la sangre,
la garganta se inflama
y la rabia aflora
entre la lengua y el alma...
Hay un grito que sabe
que al pronunciarse,
se caerán los cielos,
se esconderá la tarde...
Hay un grito que ordena
a su propio sonido,
para hacerse oír,
a crear un gutural lenguaje...
Hay un grito desobediente
que se interrumpe
y dentro queda latente,
es ese mismo grito
que exige, que pide,
que explota de emoción.
Ese mismo grito
que si no gritara
podría llamarse amor...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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