El hombre es arte...

Los seres humanos nos sentimos
oprimidos, encapsulados en
rígidas pautas de educación
de las cuales nos es difícil
liberarnos porque si lo hacemos,
nos vemos en un incierto
panorama por el cual sería
muy difícil desarrollar nuestras
capacidades.
El arte, pienso yo, es uno de
los camino, o mejor el único
que apuesta a este desprendimiento
que el humano necesita para
poder desarrollarse con una vida
feliz y completa.
Igualmente aclaro que es muy difícil
de lograr tal grado de liberación.
La educación tanto familiar, como
la escolar, es una adaptación que
se hace durante el aprendizaje,
es muy complicado lograrlo sin el
sometimiento de la persona.
Se va anulando de a poco las
facultades naturales de cada uno,
se va masificando y adoctrinando
si se me permite la expresión,
para lograr que nadie moleste
demasiado con ideas perturba-
doras, la mayoría responde
perfectamente a este plan,
pero hay almas que viven reve-
lándose a tal objetivo, esos son
los artistas de cualquier índole
que sea, son la viva muestra
de lo que somos verdaderamente,
porque el hombre, antropológica-
mente es un ser del arte.
El arte lo caracteriza de los demás
animales de la escala zoológica,
el hombre al hacer arte, se va
construyendo a sí mismo
continuamente. El contacto con
el arte lo rehumaniza, lo nutre,
lo saca de la mediocridad.
Incursionar en el arte es
trascender las fronteras prefijadas
por la educación, es una
propuesta superadora que
lo hará atravesar la historia
por un túnel de total creación.
Para evolucionar, para ser más
sensibles, con un alma más
delicada, y con ideas claramente
creativas, es indispensable que
se incursione en el arte,
único camino a la superación.
Si la educación se ejecutaría desde
dentro, para que el alumno pueda
parir sus propios conocimientos,
como lo entendía Sócrates,
entonces por medio de ella,
lograríamos un camino hacia la
creación.
Pero esta educación tradicional,
no hace más que anular los
propios valores de la persona,
para imponerle ideas desde fuera,
entonces queda el ser humano
encerrado en pautas que no lo
dejan ni crear, ni crecer.