Estoy escuchando esas palabras que por lo bajo, me dice una voz, no se si es un ángel, un duende, o el mismo Dios... Emite a mi oido, versos suaves, llenos de luces de amor, me está murmurando semblanzas tan bellas, que se emociona mi corazón... Lato al ritmo de sus frases, como si fueran sinfonías de un profundo sol que ilumina todo a su paso, y por el camino, de la mano, mientras lo estoy escuchando, venimos los dos... Es una noche mágica, de estrellas aterciopeladas, es una noche de lunas doradas, en donde todas las aves cantan hasta el alba... Mientras sigue a mi oido su voz sagrada brindándome los cielos de todas las esperanzas, las fuerzas que la fe mueve, porque bien dice, ella mueve montañas, y que mejor que seguir arruyada por esa voz tan dulce, tan suave y delicada... Me envuelve el sortilegio de un real embelezo, como si todos los milagros en esta noche se revelaran, para aclarar la noche con sus destellos, para abrir bien grandes los ojos, y con ellos, subir firmemente la mirada... Un ángel, un duende, o quizás el mismísimo Dios en esta noche alada, me dejó sin palabras... Mientras me murmuraba al oído su voz pausada, yo callaba... Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman 2/08/2011
De: Raquel Norma Smerkin Roitman
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