miércoles, 3 de agosto de 2011

Dame esa parte de tu alma, que se llama amor...

Aún es temprano,
aún no acarició el sol
a la reciente mañana,
aún está húmeda
la tierra, y el rocío
parece llovizna
que moja la hojas
como hilos finos.
Aún es temprano
por ello me animo
a probarte,
te pido que sueltes
esa parte del alma
en la que guardas
todos tus sentimientos.
Porque el amor
no es má que esa parte
del alma que palpita
que ama,
porque el amor
lo tienes encerrado
como un cofre dorado
que no quieres entregarme...
Aún las flores nos miran
pálidas y mojadas,
aprovechemos que
todavía no calentó el sol
y la madrugada nos pide
que amemos profundamente
al amor...
Quiero esa parte de tu alma
que recorta tu ser
y se llama amor,
está allí por el fondo,
en donde la claridad de su luz
encandila a mi corazón...
Dame esa parte de tu alma
en la que mezquinas el amor,
suéltalo y dámelo,
para que quieres retenerla...
se debilitará solitaria,
sin tener a quien dar su calor...
No dejes envejecer
tu capacidad de amar... dámela
quién más que yo sabré que hacer
con esa parte de tu alma
que hace que yo espere
infinitamente,
porque me la entregarás entera,
y valdrá la pena aguardarla...
Pero decídete a liberarla,
no la tengas encarcelada
como si fuera una refugiada,
no es una intrusa,
corresponde a tu misma alma,
no es foránea a ti,
inútil será reservarla
para el día de tu muerte,
cuando ya no puedas usarla...
Dame esa parte de tu alma
que se llama amor,
esos trozos de dulzura
por los que muero sin control,
cada día de mi vida...
Tendré la infinita paciencia
de esperarla,
porque sé que vale la pena,
porque quiero que me entregues
en cualquier momento,
de cualquier manera,
esa parte de tu alma
que se llama amor,
esa parte por la que mi alma
por ti se desvela...
Decídete ya por favor...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
3/08/2011

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