Sin máscaras, sin carnaval...
Sin ocultamientos,
con el valor que
...
requiere sentir
necesidad de ser amado
y amar, con todo el corazón...
Para no vivir atados
a un carnaval que enmascara
nuestra alma,
mejor correr el riesgo de
ser heridos,
a no ser nosotros mismos.
Yo elijo caminar
con la cara al descubierto,
y el espíritu abierto,
para el que quiera entrar...
No tengo miedo,
pues más temor sentiría
a la tristeza de saber
que mi vida es una
cruel y aturdida mentira,
con la música del carnaval
que tapa la voz interior
de mi verdad.
Tú, y también tú,
corten este carnaval
de fingidas apariencias
donde se esconden
detrás de las caretas,
la pureza, la ingenuidad,
la fragilidad y la grandeza
de ser en nuestra propia
autenticidad...
Corten en mil pedazos
esa hipocresía que asfixia,
vale la pena correr el riesgo
de sufrir,
vale la pena, no fingir,
para que entre, ese amor verdadero,
el que te quita el sueño,
el que damos y el que nos dan,
si dejamos caer esa falsa túnica
que a veces impone la sociedad...
Apenas tiremos nuestros atuendos,
llegarán los nobles sentimientos
como un recíproco manantial,
en donde el cariño crecerá
como la mejor planta que cultiva
la más hermosa sinceridad...
Basta de tapar
con disfraces nuestras almas,
atrevámonos a recibir y dar
lo que el corazón manda,
todo será un vertiginoso
canto a la esperanza,
y renaceremos desde
el mismo ser,
fluyendo naturalmente
desde un nuevo amanecer,
para empezar de nuevo
a ser felices y auténticos...
Sin máscaras,
sin carnaval...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
3.10.2011Ver más
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