era hijo del encuentro
entre el espacio y el tiempo,
mudo de lamentos,
las palabras las escondía
allá por los mágicos misterios.
El mundo de los silencios
siempre recorría
las penas de los humildes,
las penas de los que
nada tienen y...
no pueden pronunciarse.
Fue así que un buen día
abrió su boca
ya harta de callar
las necesidades del alma...
Salió de su enigmático claustro,
supo gritar su locura,
el mundo de los silencios
perdió la paciencia
y perdió su cordura...
Ya era un mundo liberado
de mordazas esclavizantes,
era un mundo que prometía
libertad de cuerpos y almas...
Todos pudieron escucharle,
supieron de qué se trataba,
el mundo de los silencios
no tuvo que explicar nada...
Era la hora de volar
vociferando las carencias,
era la hora de tomar las riendas
haciendo honor a la justicia
y a la grandeza...
El mundo de los silencios
se despertó de su letargo,
empezó a vivir con los humanos,
puso voz en la boca
del que vivía callando,
puso amor en las almas
que nada poseían,
almas desvalidas completamente...
El mundo de los silencios
trajo el sonido
a las almas carecientes de fe,
de materia, de contenido espiritual,
porque empezó a estallar
en alaridos,
y su tensión quedo en el aire
por un halo de libertad suspendido...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
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